Por: Miguel Angel Trujillo

El ministro Armando Benedetti destacó la participación masiva y pacífica en las movilizaciones del domingo. “El país se unió por la vida y contra la violencia”, dijo.

Este domingo 15 de junio, Colombia fue testigo de una impresionante movilización ciudadana en contra de la violencia. La Marcha del Silencio, convocada en apoyo al senador Miguel Uribe Turbay, reunió a millones de personas en todo el país. El Gobierno, tras un inicio de cautela, terminó reconociendo la magnitud y el carácter pacífico de las manifestaciones.

La Marcha del Silencio, una iniciativa ciudadana que surgió en respuesta a un preocupante aumento de la violencia en diferentes regiones del país, se extendió por todo el territorio colombiano. La movilización, inicialmente impulsada por redes sociales y organizaciones civiles, logró una convocatoria masiva que superó las expectativas. Su objetivo central fue manifestar el rechazo a la violencia y exigir medidas urgentes para garantizar la seguridad ciudadana.

El Ministro del Interior, Armando Benedetti, declaró: “Destacamos hoy la movilización de miles de ciudadanos en todo el país que gritaron ‘fuerza, Miguel’, en defensa de la vida y en contra de la violencia. Marchas pacíficas y con plenas garantías para los marchantes”. El Presidente Gustavo Petro, a través de su cuenta en X, también respaldó la marcha, compartiendo videos de las concentraciones y destacando la unidad ciudadana en pro de la paz. Estas declaraciones marcan un giro en la postura del Gobierno, que inicialmente había mostrado cierta reticencia ante la movilización.

La Marcha del Silencio representa un hito en la lucha contra la violencia en Colombia. La participación masiva y pacífica de ciudadanos de diferentes sectores políticos demuestra una profunda demanda por la paz y la seguridad. Este evento podría impulsar una mayor colaboración entre el Gobierno y la sociedad civil para implementar políticas efectivas que combatan la violencia y promuevan la reconciliación nacional. El éxito de la marcha genera optimismo, pero también la responsabilidad de traducir este clamor popular en acciones concretas y sostenibles.